23 septiembre 2009

MI AMIGO PLACIDO

Estampa Santiaguera

Este singular personaje, vivía en una enorme casa del centro de la ciudad, de arquitectura colonial, pero muy bien conservada por el frente, no sé por dentro, pues el Restaurador de la ciudad, por esa zona se ocupaba que las fachadas se conservaran lo mejor posible, por ser del llamado Casco Histórico y paso de muchos turistas extranjeros.

Se decía que procedía de una acaudalada familia santiaguera, la cual se había marchado del país en los primeros años del triunfo de la Revolución, quedándose solo al cuidado de la casa y su mobiliario, así como de costosísimos adornos, lámparas y se comentaba que muchas joyas y otros bienes, en espera de un cambio político que les permitiera regresar y recuperar lo perdido, que él cuidaba con mucho celo y esmero de cada objeto. Aunque muy pocos sabían en realidad lo que había en su interior, ya que Plácido era muy afable y educado, pero de la puerta de la calle para adentro jamás dejó que los curiosos vecinos penetraran. Por lo que hacía todas sus cosas siempre a puertas cerradas.

Plácido nunca se quejaba de nada.,

, por lo que muchas veces pensé:- ¿Será masoquista, conformista o resignado? ¿A
qué religión pertenecerá?

Era una de esas personas de andar lento y pausado, que parecía no alterarse por nada y que a todo le encontraba una justificación lógica, ante los grandes retos que significa vivir en las condiciones actuales: escasez de alimentos, vestuario, falta de medicamentos, de transporte, pésimos servicios públicos, nula recreación, ya que hasta los programas radiales y televisivos ofrecen muy pobres programas, leer un buen libro también es difícil, tanto por la carestía , como del alto costo actual, pero Plácido ante todas estas deficiencias, se mostraba in mutable. Si nos encontrábamos en una cola en el mercadito, la carnicería o la bodega y alguien protestaba, por ejemplo: - que si los huevos no han llegado en este mes, Plácido parecía alegrarse y le daba una explicación casi científica de los daños que puede ocasionar el comer muchos huevos, entre ellos, que uno de los alimentos que contiene más colesterol. Ahí va la disertación sobre lo peligroso que es una hipercolesterolemia. Cualquiera se asusta y coge miedo de comer huevos. Una vecina salta y comenta: ¡Bah1a lo poco que dan! Fíjese que hace rato que dieron los últimos seis huevos, ya ni me acuerdo del sabor. ¿Cómo usted se hace para que le alcance un huevo varios días?

-Pues muy sencillo, le responde: Tomo un huevo y lo hiervo bien duro, cuando se enfría lo parto en rueditas y… ¡Ya está! Me como una diaria y así estoy consumiendo mi dosis de proteína la semana entera, ¿Ves qué fácil?

Lo mismo ocurre, si en seis años han vendido solamente por la libreta de racionamiento cuatro onzas de carne de res para los mayores de catorce años. Ahí está Placido alertando sobre las enfermedades que produce el exceso de proteínas, que, precisamente se encuentra en este tipo de carne, entre las cuales está la gota y recalca: - No son capaces de imaginarse lo malo que es padecer esa enfermedad, los dolores que produce, principalmente en las rodillas, que se alteran enormemente.

Una persona le pregunta: - ¿Y el pescado, qué problemas ocasiona? Pues apenas lo comemos, diez u once onzas al mes con tripas y cabeza ¿Qué nos queda?

Bueno… piensa un poco mientras se rasca la calva y responde eufórico: - Pues miren, hay personas que son alérgicas al pescado y si es lata, como el que venden a veces cuando no llega el barco a tiempo , para su distribución y es más fácil intoxicarse. También puede ocurrir que el pescado fresco, digo, congelado, ya que el de los mares de Cuba, se destina a la exportación y este viene de muy lejos, ya ustedes saben, hay que buscar divisas y… también se corre el riesgo que esté ciguato, o en el peor de los casos se te puede atravesar una espina en la garganta… y a correr para el hospital, ¿Se imaginan el susto, lo desagradable que es eso ¡¡Ah! ¿Y si no hay otorrino-laringólogo de guardia?

Con esta aseveración a cualquiera se le quitan los deseos de comer pescado. ¡No digo yo! Ya me hago la idea de tener la sensación de ahogo y sentir ceda vez que se traga, esa enorme espina atravesada, verse rodeada de aparatos y médicos tratando de extraer la terrible espina. ¡Mala hora en que comí pescado!


¡Qué va! La próxima vez que coma pescado- dice un muchacho sudando frío- lo examino con una lupa.

Pero a mi amigo le sobran argumentos cuando alguien le dice que la carne de puerco está a 25.00 pesos la libra moneda nacional en los mercados agropecuarios.

¡Ahí si Placido tiene tela por donde cortar! y expresa: - Ustedes no saben lo nociva que es la grasa de puerco para la salud, para el hígado, además sube grandemente el colesterol, por otra parte un chicharrón le puede partir un diente o una muela con gran facilidad y… ¿Cómo te las arreglas para conseguir que un dentista te haga el trabajo, si casi nunca hay materiales o falta la luz, el agua… un sinfín de problemas. Si los seres humanos supieron lo dañino que es comer esa carne…


-Pero, Placido, lo interrumpe uno de los presentes en la charla científica, ¿Usted sabe lo rico que es comerse un puerquito asado en púa, unas costillitas fritas con yuca con mojo o una pierna adobada con ajos y naranja agria?

Todo eso es muy bueno, responde imperturbable, pero… ¿Cuánto cuesta eso actualmente,? mejor ni pensarlo, tal vez el salario de un mes, acota convencido.

Unos a otros se miran como diciendo: -Tiene razón.

Si en la bodega uno se queja de que no ha llegado la cuota de café mezclado del mes de 4 onzas por persona, o que el azúcar se le acabó de las 5 libras planificadas para 30 días, arremete con su carga de convencimiento: - El café es muy dañino, además crea hábito, igualmente el azúcar en exceso también tiene sus inconvenientes, lo mismo que la sal. ¡Alégrense que solamente les vendan ¾ de libra al mes por persona, que si no… eso sube la presión arterial y acaba con los riñones. ¡Como lo están oyendo!

¿Entonces usted cree que comer es malo? Interviene Flora, la que se mete en todo.


¡Claro que sí! Comer mucho es sumamente peligroso, pues te pone obesa y te produce enfermedades. ¿Por qué tú crees que el Estado planificó el arroz a menos de un 1/4de libra por día, lo mismo que dejó de vender por la libreta desde que comenzó el período especial la libra de manteca y solo da ½ libra de aceite de girasol y quitó los dulces y caramelos por la libre y ahora los vende en dólares? Eso es para que la gente no coma tantos carbohidratos y glucosa ¿Comprenden? Al igual que vender la bolita de pan que no pesa ni 80 gramos a 0.05 centavos al día, eso tiene su justificación. Sustituir la carne de res por picadillo de soya, indudablemente es más sano., L a soya es un gran alimento, fíjense que hasta se hace yogurt y queso de soya y también se les da a los animales.

Una señora hace un gesto de asco y replica: - Pues a mí me gusta el yogurt natural y el queso blanco, el bistec de palomilla, la sopa de punta de pecho y huesos de sustancia y a decir verdad, no me acostumbro a ese cambio, se lo juro.

Placido la ha dejado exponer sus criterios, pero le advierte:-¿Usted sabe la cantidad de grasa que contienen esos derivados de la leche? ¿La carne gorda y fresca? Continúa y dice: - ¡Mírenme a mí! Antes del periodo especial estaba casi obeso, he bajado más de 30 kilogramos de peso y me siento como nunca, camino y no me canso, estoy livianito y hasta me alegra que el transporte esté este tan malo, así me veo en la necesidad de caminar grandes distancias. También me ha convenido que en mi casa no haya sirvientes como antes, se fueron y ahora yo mismo limpio, lavo, plancho, cocino y hago todos los mandados, eso también contribuye a mantenerme ejercitado todo el día ¿No creen?.

En una ocasión encontrándome en la parada de la guagua, frente al Museo “Emilio Bacardí” de la calle Aguilera y Carnicería, llegó Placido de casualidad, le conté que hacía rato que esperaba algún transporte que me llevara a Vista Alegre, y que no había logrado parar ninguno, ni las máquinas de a 10.00 pesos, parecía que se habían perdido y los pocos camiones y camionetas de los chóferes particulares, iban tan llenos, que no cargaban a nadie, además de que tenían miedo, ya que los inspectores estatales y la policía, estaban al acecho para imponerles costosas multas, por lo que había decidido volver a la casa y desistir del viaje. Este optimista como siempre me convido a hacer el recorrido a pie.

-¡Plácido! ¡Tú sabes lo que es ir hasta Vista Alegre caminando?

-Vamos, chica, caminar también es un gran ejercicio, conversamos, nos sentamos un rato en la Plaza de Marte, otro ratico en la explanada de Ferreiro, en la Rotonda de Vista Alegre… y sin darnos cuenta, ya estamos allá.

-Pero… ¡tú sabes hasta donde voy? Pues hasta la última parada, allá donde está la Corporación Gaviota – le aclaré, pro fue tanta su insistencia, que nos fuimos caminando todo el largo trayecto. Tenía razón, no nos encontramos ni una sola guagua a nuestro paso.

Plácido continuaba con sus charlas en cada cola, ante cualquier problema, hasta parecía feliz con los apagones, ya que decía que con ellos se ahorraba electricidad y la bulla de los vecinos con el radio o el televisor a todo volumen, que no lo dejaban dormir ni la siesta. Si no venía el agua potable en el ciclo planificado, mejor, con eso no había que estar gastando tanta agua limpiando las “gracias” que hacían los perros del barrio en la acera.

Ver a Plácido, era como encontrarse con el reverso de la realidad, parecía ser el más dichoso de los mortales, nada le perturbaba, era inmutable, todo lo encontraba perfecto, como hecho a la medida de sus deseos. Algunos se cuestionaban como era posible que siendo viejo, solterón y solitario, pudiese sentirse tan bien.

Pero… un buen día me encontré a mi amigo, venía jadeante, sudado y con el semblante muy distinto al habitual al que nos tenía acostumbrados. Lucía cansado
y hastiado de todo.


-¿Qué te sucede Plácido? – le pregunté extrañada y sorprendida. Te veo mal. Me percaté que los pantalones le quedaban tan anchos, que le hacían tachones en la cintura. ¿Estás enfermo?

No me digas nada, mi amiga ¡Qué cansado estoy de todo esto! ¿Tú sabes desde donde vengo a pie? Pues de la última parada de Cuabitas, sí, casi llegando a el Entronque de Boniato. Llegué a eso de las nueve de la mañana y mira la hora que es, más de las tres de la tarde. Si te digo que esto es lo último. ¡Mal rayo parta! ¡Ni un vaso de agua me he podido tomar! Ya no existen ni los timbiriches por toda esa zona, los han eliminado en su afán que nadie tenga nada y todo sea del Estado, que no satisface las necesidades de la población. ¡Qué desgracia coño!

Tratando de calmarlo le digo: - Pero, chico, ¿Por qué no pediste una botella? Todavía muy sorprendida con su nueva actitud.


-¿Botella? ¿Cuándo has visto darle un aventón a un viejo? Eso es para las pepillas y las mujeres bonitas, lo que a mi… si lo que quisiera es morirme para no sufrir más.

-¡Plácido tú!..

-¡Ay chica! ¿Tú crees todo lo que yo digo por ahí? No seas boba, si estoy hasta el último pelo. –Trata de halarse los pocos que le quedan.

-¿Qué te crees? ¿Piensas que estoy conforme y muy contento con todo lo que está pasando aquí, y lo que está padeciendo este pobre pueblo? Hace mucho tiempo que no aguanto esto. Lo que sucede que los funcionarios de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, parece que son psicólogos y me ven las ganas que tengo de largarme de aquí, cada vez que voy a solicitar una visa temporal, con el pretexto de ir a visitar a mi familia, me planchan. ¿Tú sabes cuantas veces he ido a las entrevistas y me han denegado? Pues nueve veces. Si te digo que no me tiro a nado, porque ya estoy muy viejo, que si no…

Sin salir de mi estupor, le pregunto: - ¿Y todas esas cosas que dicen que tienes en la casa?..

Más mal humorado aún me responde:- ¡Que se vaya la casa y lo poco que queda al carajo!- Aunque a decir verdad, ya casi no hay nada, ¡sabes! ¿Cómo iba a vivir más de cuarenta años con los 25.00 pesos en moneda nacional que me dan mensualmente en pago por todo lo que me quitaron? – Las casas, la finca, los negocios… todo, me dejaron en la más negra miseria, nunca me quise ir al principio, pensando que cualquier día se caía este desgraciado sistema, mi familia se fue toda, son tan reaccionarios, que no me manda nada, ni un centavo, dicen que no le dan vida a este gobierno’. ¿Qué he hecho durante todo estos años? Mientras la gente se entretiene mirando la novela por la noche en la televisión, un amigo mío entraba la camioneta por el zaguán que da para la otra calle, y así he vendido casi todo. De los tres refrigeradores, me queda el más viejo y pequeño, los dos frizzers, todos los adornos de cristal y porcelana, las copas de Bacará, los muebles, consolas, lámparas, cortinas de damasco, los juegos de cama de hilo bordados, manteles de encaje, las pinturas que dejó mi hermana Ana Victoria, que era la más pudiente de todos nosotros, se pasó parte de su vida viajando por el mundo y coleccionando cuadros de pintores famosos, toda una fortuna, ¡ Total! Los tuvo que dejar todos, con la esperanza de volver y recuperarlos, para adornar su regia mansión de Vista Alegre, ahora es un restaurante par extranjero, se murió y no dejó herederos, nunca tuvo hijos y como sé que nadie me los a reclamar, los vendí en una bagatela, pero no podía hacer otra cosa, eso también lo prohíbe este gobierno que se cree dueño de todo .Así me fui deshaciendo de todo lo que tenía valor, hasta las joyas de oro y brillantes, todo lo cambie por chavitos. ¿Te acuerdas? Nos hicieron como a los indios, nos quitaron el oro y las piedras preciosas por abalorios y cuentas de cristal, lo tuve que hacer con dolor de mi alma, eran los recuerdos de toda la familia, hasta de mis bisabuelos, si te digo, que si no… muero de hambre.

A esta altura, solo me queda una cama para dormir y dos o tres tarecos más.

Dos gruesas lágrimas brotan de sus cansados ojos. Traté de consolarlo, pero, con voz entrecortada me dijo: - Si me dan una oportunidad, me largo y no hay quien me traiga, ni amarrado con cadenas, ¡Te lo juro Belinda!

Ante tales afirmaciones, no pude menos que exclamar:- ¡Plácido, que sorpresa me has dado, nunca lo imaginé!


Santiago de Cuba
4 de diciembre de 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario