04 diciembre 2009

VIDA DE PERROS

Estampa santiaguera

Dos perros bastante viejos se encuentran en la céntrica escalinata de Padre Pico, se saludan efusivamente ¡Terry, mi amigo, cuanto tiempo sin verte!

-¡Hola campeón! ¿Cómo te va?

-¡Ya me puedes ver!
Que si sigo como estoy, no duro ni en mes, fíjate que tengo tanta hambre, que ni las pulgas se me pegan.

¿Cómo es eso viejo? Has caído en desgracia. ¿Ya tus amos no te atienden?

¡Ay chico! Si no tienen ni para ellos, la vieja se pasa la vida lamentándose, que si la situación empeora por días…que si nadie le manda nada de afuera… que si la pensión que recibe como jubilada no le alcanza… hijo se le fue con los balseros y nunca más le ha escrito…

Me cuenta que antes los perros y los gatos no tenían problemas, aunque sus dueños fueran pobres, en las carnicerías llevaban todos los días varias bandas de carne fresquesita, le limpiaban las piltrafas y nos las tiraban, pero ahora… si te acercas a las tarimas de venta de carne en la plaza de mercado o cualquier otro lugar que haya carne de cerdo o carnero, pues la de res… desapareció hace rato, te espantan o te caen a palos, no dan ni hostia. En la casa apenas sobra algo y lo guardan para el cerdo que Rufina, está criando, con la esperanza de tener grasa y comer carne, bueno si lo matan en la casa , sino lo venden, tal vez ese día me de un buen banquete ¿No crees? A veces me quieren dar el picadillo de soya que los muchachos no se comen y eso… ¡ni yo me lo como! ¡Pa su madre! Ni u n pedacito de pan dejan ¡Figúrate! Un pan de menos de 80 gramos ¿Qué va a quedar?

El otro le pregunta:-¿Qué fue de Titina, aquella perrita tan sata y tan bonita?

-¡Titina la botaron! A pesar del hambre que pasaba, paria a cada rato .Lo mismo le pasó a Tocolo, era muy grande y no había con qué llenarle la barriga, el pobre se lo entregaron al carro de Zoonosis, me imagino que se lo arrojaron a los leones del parque zoológico.

-¡Qué pena!

-Oye mi socio, a propósito, tú no pareces tener mala situación ¿D e qué vives?

-¡Ñoo, compay! Tuve suerte, me regaló la vieja Isidora, tu la conocías, la del callejón de Manga Chupa, la espiritista de al lado de la cuartería. Como soy un perro gracioso, me cogieron unos muchachos, el papá trabaja en un hotel de turismo para extranjeros, como yo soy inteligente, le guataqueo bastante, lo recibo en la puerta con mucho cariño y él me trae las sobras de comida que dejan los turistas en el plato ¡Cada bisteces! Y muchos de los pollos que casi dejan enteros ¡Me doy una hartada, que pa qué te cuento!
Hasta me bañan con champú especial para perros que venden en las shopping y duermo sobre un cojín de seda. A la verdad, que no me puedo quejar, lo único malo es que para que no me buscara problemas con las perras del barrio, me llevaron a la clínica veterinaria y mira… el otro observa la cicatriz.

A lo que Campeón expresa conmovido:- ¡A no mi hermano! Si el precio a la buena vida es esa, me quedo con la que llevo, registrando latones de basura… comiendo lo que sea… pero vacilando a cada perra…

- ¡Adiós mi amigo, que te vaya bien, gordo y bien cuidado, pero esa suerte no la quiero yo.


Santiago de Cuba
4 de mayo de 2004

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