27 abril 2010

YA NO SOMOS NADA

Éramos dos almas que al encontrarse
Se amado intensamente.

Dos cuerpos en uno, que rompieron
Todas las barreras y se entregaron a
Un amor puro y sincero.

Dos seres que juntos andábamos todos
Los caminos, en busca de nuevas emociones,
Experiencias nunca vividas.

Fuimos aquellos que sin importarles el
Mundo, tomados de las manos recorríamos
La playa quieta y serena, en una noche de
Luna y muchas estrellas.

Solos tú y yo, un hombre y una mujer.
Tú encontraste en mí la copa que colmaba
Tus deseos

Yo te vi como el oasis que busca el sediento
En mitad del desierto., el que llenaba todos
Mis anhelos y mis ansias de amar y ser amada.

Vivimos en un mundo donde solo cabían los
Sueños y las ilusiones, sin importarnos el
Futuro, ni qué pasaría mañana.
¡Nunca vida mía me sentí tan feliz como entonces!

Después fui cobarde, le temí a las realidad, a los
Convencionalismos. Ese fue el cruel verdugo que
Mató nuestro gran amor.

El tiempo ha pasado… ya no somos nada, vuelvo
A tener sed y no encuentro el oasis que la apague,
No sé qué ha sido de tu vida…la mía… ya ves…
Triste y sola, no me atrevo a recorrer de nuevo la
Playa, ya no estás.

No hay luna ni estrellas en el cielo gris de mí
Existencia. Lo he perdido todo, pues ya no te
Tengo y eso significa que ya no somos nada.


La Habana,
Julio 20 de l974

RUEGO A DIOS

¡Señor, que no quede un vació

en mi alma que tú no llenes!

¡No me quites lo que me haz

dado y provéeme de lo necesario

cada día!

¡Que mi vida sea un ejemplo de

amor y dedicación para servir a

los demás!

¡Que nada ni nadie me pueda

arrebatar el amor que me profesas!

¡La fe y la esperanza me acompañen

siempre, aunque tenga tropiezos y

dificultades!

La certeza de tu perdón, sea mí

salvación.


Madrid,
14 de marzo de 2010

19 abril 2010

SABOTAJE EN LA NOCHE

Relatos de amor y de guerra
Capitulo XXI

Esa noche de abril de 1958 nos encontrábamos todos en la casa, mi padre, hermanos y algunos vecinos jugaban al dominó, las mujeres, unas escuchaban con la cabeza pegada a la radio, la novela que se transmitía a esa hora por la CMQ, otras conversábamos temas de actualidad.

De pronto se escucho un gran estruendo, todos salimos al portal, desde lo alto de la pequeña carretera que subía por la pendiente hasta la casa de la familia Dávila Barreto, habían volcado un camión tanque de gasolina y dado candela. Ardía por todas partes, pero lo impresionante era que la corneta no dejaba de sonar.

Angustiada manifesté:- Debe estar el chofer ahí, atrapado, sin poder salir y pide auxilio,¡Vamos a sacarlo!

Nadie se atrevía a acercarse , por temor que el tanque estuviese lleno de combustible y explotara de un momento a otro.

Mortificada continuaba arengando a los presentes, que debían ir y sacar a la presunta víctima.

¡No podemos dejarlo morir! Argüía. Como nadie me seguía, decidí ir por mi cuenta a ver qué podía hacer, de estar aún vivo, trataría de sacarlo de cualquier modo, todo menos dejarlo perecer.

Todos me gritaban que no fuera, que si el tanque explotaba…

Me acerqué lo más que pude. La corneta seguía sonando, pero logré comprobar a pesar del fuerte calor, que no había nadie dentro.

Unos minutos después llegaron los bomberos y varios carros microondas, nos interrogaron a todos, que si habíamos visto algo, papá les mostró que todos estaban dentro de la casa jugando dominó. Uno de ellos se dirigió a Marcelo, un empleado de los Dávila, que era medio retrasado mental y le preguntó qué si sabia algo de los hechos, este le respondió:- Yo no sé nada y si lo supiera, tampoco lo diría. Se ganó una buena bofetada y hasta se lo querían llevar detenido. Todos salimos en su defensa, haciéndoles señas que estaba perturbado de sus facultades mentales.

Unos días después supimos que lo había realizado un comando del Movimiento 26 de julio, dirigido por Pedro Campos, un combatiente del barrio de Los Olmos y conocido de muchos años atrás.


Madrid,
29 de noviembre de 2009

EL POSTRER ADIOS

Cuando presentía que la muerte
me rondaba, escribí para ti mi último
adiós.

Con el alma conmovida y el dolor
reflejado en mi rostro, me despedía,
me dolía tanto no verte, como la certeza
de que me quedaban pocos amaneceres.

Fui tan brevemente feliz, que me parecía
un sueño pensar que alguna vez te tuve
en mis brazos.

Fue tan dulce tu voz a mis oídos, que me
parecía escuchar el rumor de lejanas olas.

En esos momentos, nada podía contentar
mi espíritu.

Recordar el sabor de tu boca, me parecía
una incansable quimera.

¡Qué no haría por recuperar mis sueños,
aquellos que tanto me desvelaban!

¡Cuánto daría por tenerte a mi lado!

¿Para morir o vivir eternamente?

De morir, lo haría pensando en ti hasta el
último suspiro.

De vivir, para recordarte y amarte eternamente.


(Escrito en Santiago de Cuba en plena huelga de hambre)

26 de enero de 2007

13 abril 2010

SALVADO POR CASUALIDAD

Relatos de amor y de guerra

Capítulo XXII

El 28 de febrero de 1968, nos mudamos para la calle San Carlos Número 257, entre San Pedro y Santo Tomás, en la ciudad de Santiago de Cuba. Ya mi padre estaba muy enfermo.

Los vecinos de la cuadra .
Nos recibieron muy bien. Algunos eran ya conocidos, como Agustina, Francisco Pruna, su hijo, nuera y nietos,
Manzano y Celeste. Los desconocidos era Belikis Espinosa, Juan Larramendi, la familia de Margot y Enrique Medina, la familia Morales Larramendi, los Leyva y Emilio Martínez y una pareja con dos niños en la esquina, que apenas pudimos conocerlos, se fueron del país días después, en la esquina opuesta, la dulcería “La Corona” y la casa de los Veranes.

Mi padre necesitaba inyectarse todos los días, a lo que se brindó en gesto de buena voluntad Medina, iba a cualquier hora, ¡Qué persona más amable y atenta!.

Unos de esos días coincidió con la visita de mi hermano Serafín, al verlo se le demudó el rostro y se fue para lo último de la casa. Una vez culminada la humanitaria labor, se marcho con el ofrecimiento, que para lo que lo necesitaran, no tuviésemos pena, que lo llamaran, lo mismo que a su esposa Margot.

Mi hermano volvió a la sala indagando:- ¿Ese señor es Enrique Medina, el que vive en la casa de casi frente a esta? Le respondimos afirmativamente .El con la voz entrecortada (El era muy sentimental) nos contó algo que nos pareció a aquella altura de los años transcurridos una atrocidad.

¿Quién era Enrique Medina? Nada menos que el dueño de varios cines, entre ellos:- Medimar, se decía que lo nombró así en honor a su apellido y las primeras letras del nombre de su esposa, (Hoy en ruinas), en la calle Santo Tomás entre Santa Rosa y Princesa, el cine América, en la calle Calvario y otro por la calle Lorraine.

Era un hombre de negocios y que también le gustaba la política, por lo que en aquella etapa aspiraba a Representante, Por el Partido Auténtico en las elecciones que deberían celebrarse en 1958, ya en plena guerra, por lo que la dirección del Movimiento 26 de julio, había ordenado sabotearlas de cualquier forma y también debilitarla con atentados a sus principales figuras, tal como le ocurrió el 1 de julio de ese año a el concejal del PAP Nicolás Rivero Agüero, hermano de un candidato a la presidencia de la República, que fue ultimado a tiros en la puerta de su casa de la calle Máximo Gómez número 159 1/5, esquina a la calle 10 de Octubre. También resulto herida su esposa Delia Santamaría. Los autores de este atentado, muy jóvenes, trataron de huir en jeep, fueron perseguidos y acorralados por varios carros de patrulla y tras un intenso tiroteo sucumbieron en la calle Máximo Gómez y Barnada.

Varios días después identificaron a uno de ellos como el joven Alvaro Barriel Cruz.

Ahora le tocaba el turno de ser ultimado, para dar un escarmiento y que los demás políticos aspirantes se atemorizaran, a la reconocida figura política y social , que representaba Enrique Medina.
Para efectuar este atentado, se habían designado dos aguerridos combatientes, los que ya habían dado muestras de valor en otras acciones muy riesgosas. La juventud de ese tiempo no escuchaba consejos, ni meditaba en las consecuencias de sus acciones, cumplían las órdenes de los jefes del movimiento a cualquier precio, así fuera con su propia vida.

Uno de ellos era mi hermano Serafín, armado de una pistola, se dirigieron a la casa marcada con el número 258 sigilosamente. En la esquina de la calle San Pedro, lo esperaba el chofer de un auto con el motor encendido, para no peder tiempo y desaparecer del lugar de los hechos lo antes posible.

Ambos combatientes se asomaron por las persianas abiertas a una de las ventanas de la sala de la amplia casa. A pocos pasos se encontraba Medina de pie. El compañero de grupo le indicó bajo;- Ese es. ¡Dispara!

Al momento que afinaba la puntería, para no fallar la descarga, observó como éste levantaba en sus brazos a una pequeña niña, que supuestamente era nieta y la arrullaba y acariciaba.

Mi hermano bajó la mortífera arma, mientras el otro, ya nervioso, le decía:- ¿Por qué no l e tiras?

Este viró la espalda y pronunció estas palabras: - Tiene una niña en sus brazos y si yo la mato, atrás me doy un tiro, no tengo valor para hacer eso.

Así salvó su vida un hombre intachable, ya que después del triunfo de la Revolución, nadie se atrevió a acusarlo de haber cometido ningún abuso contra sus semejantes, más bien un individuo caritativo y servicial. En esos momentos lo estaba demostrando.

Mi hermano, que ya a esa fecha era padre de dos niñas, nos contó la historia con lágrimas en los ojos y dando gracias al Creador por haber evitado que cometiera un crimen a una persona desconocida, que le mancharía sus manos de sangre, para toda la vida, solo por cumplir un mandato, que lo convertiría en un malhechor y un consumado terrorista.

Enrique Medina y su esposa, habían perdido todas sus propiedades, partieron rumbo a México meses después, donde según noticias falleció.


Madrid,
1 de diciembre de 2009

PREFIERO IGNORARLO

No quisiera saber que en el mundo
aún existen esclavos.

No pretendo tener la certeza que
un hombre domine a los demás y
que se sientan tan débiles que no
sean capaces de alzar los brazos y
romper las cadenas.

No quiero asumir la certidumbre que
por intereses mezquinos, quienes se
dicen ser democráticos, los sostenga
con su apoyo incondicional.

No aspiro a obtener la seguridad de que
se dicten leyes para reprimir por la fuerza
a quienes se les impongan.

No querría estar convencida
que en el mundo haya seres indignos
que no conozcan la vergüenza y
el civismo.

Me duele conocer como se matan las
ideas entre las rejas de una prisión,
frente a un tenebroso paredón.

No deseo perder la fe absoluta en
los gobernantes que se proclaman

Demócratas, mientras los tiranos
ahogan las libertades, estos los apoyan
y con una sonrisa les den la mano.

¿Cómo hacerse el desentendido ante
tantos abusos, crímenes y desidia?

Se realizan reuniones, cumbres, se les
acusa, pero nada se hace en concreto.

¿Qué esperanza tendrán esos pueblos
de alcanzar la ansiada libertad, con
pusilánimes ostentando el poder?

Les espera andar un difícil camino para
Lograr alcanzarlo.

Sería necesario como dijera Ruben
Martínez Villena.- “Hace falta una carga al machete,
para acabar con tantos bribones, para acabar con la
obra de las revoluciones”.


Madrid,
22 de diciembre de 2009

12 abril 2010

Sueño inconcluso

Magdalena María llegó tan cansada del trabajo, que se acostó un rato boca arriba. Los pies le dolían terriblemente; pues había caminado varios kilómetros para llegar desde el área comercial del distrito “José Martí” hasta su casa, en calle 11, en el reparto “Mariana de la Torre”. Pensaba: “¿Qué haré para comprarme un par de zapatos? Ya estos no dan más, pero…¿con qué? Cuestan más de lo que gano en tres meses. Tendría que dejar de comer, pagar la electricidad y el agua, y no gastar ni un centavo durante tres meses.¿Cómo es posible que el gobierno no se dé cuenta de que con salarios tan bajos no se puede vivir? Yo no robo, no soy prostituta, no hago negocios, sólo vivo de mi trabajo”. Y recordaba las historias de su abuela Encarnita, quién decía que en los años cincuenta trabajaba en una empresa como mecanógrafa, donde le pagaban treinta pesos mensuales, de los cuales daba diez a su mamá para los gastos de la casa y con el resto le alcanzaba para ir de compras, cubrir los gastos de transporte y merienda.

Cuando cobraba, iba de compras a las tiendas de ropa y a las peleterías, donde por cinco pesos podía comprar un buen par de zapatos, mejores que los de hoy, pues no se despegaban ni pelaban, ya que eran de piel o charol y tenían muy buen revestimiento por dentro. La ropa era baratísima. Y que con retazo de sesenta centavos, cualquiera se hacía un vestido. Que un creyón de labios marca Tangee, sólo costaba quince centavos y que era lo mismo con las cremas y colonias, los aretes, pulsos, collares, etc. Y que cuando los artículos eran de valor, los podía comprar a plazos, que así había llegado a comprar reloj, cadenas, anillos, pulsos y aretes de oro de dieciocho kilates. Y le contaba que no salía a la calle sin zapatos de tacones y medias y con una cartera a tono, y que permanecían maquillada y perfumada todo el día. Y Magdalena María se preguntaba: “¿Será verdad que ese mundo existió?”

El largo trayecto desde su casa hasta el centro de trabajo, lo hacía todos los días a pie, pues con un salario de ciento once pesos que ganaba como recepcionista, no podía permitirse el lujo de coger un coche, desde la Alameda hasta el Distrito “José Martí”, ya que ello implicaría un gasto de dos pesos diariamente, uno para la ida y otro para el regreso, los cuales al final del mes harían un total de cuarenta y ocho pesos, teniendo en cuenta de que son veinticuatro días laborables, lo que significa prácticamente gastar la mitad de su salario en transporte. Ese día, además del cansancio, tenía hambre, pues hubo una asamblea del sindicato y salió más tarde de lo acostumbrado y no podrá darse el gusto de gastar más de tres pesos en una merienda, gusto que no podía permitirse, ya que un bocadillo costaba dos pesos y un refresco uno, y ni pensar en una pizza. Fue así como se quedó profundamente dormida, debido al cansancio y a la debilidad.

Durante el sueño vio en una peletería, de la calle Enramadas, probándose un par de sandalias de la vidriera y que contaban doce dólares, lo que equivalía a trescientos veinticuatro pasos, o lo que era lo mismo: a tres veces su salario mensual. Salió de ahí y entró en otra tienda, donde se compró un bloomer, que bastante falta le hacía este le costó un dólar con veinte centavos –el más barato que encontró- lo que era el equivalente de treinta y dos pesos, con cuarenta centavos. Luego compró un ajustador de un dólar, con cincuenta centavos, el equivalente a cuarenta pesos, con cincuenta centavos, en total había gastado catorce dólares con setenta centavos, es decir el equivalente de trescientos noventa y seis pesos con noventa centavos.
Salió tan contenta que pensó: “esto hay que celebrarlo con una buena comida” bajó por Enramadas hasta la calle Padre Pico, dobló por esta y siguió hasta la calle Aguilera y llegó a la Plaza. Allí fue directo a la casilla de la carne. Había varias piernas, costillas y lomo de cerdo. Se decidió por un pedazo de lomo que pesaba tres libras, que le costó sesenta pesos. En otro puesto compró una libra de frijoles negros a diez pesos, ingenuamente preguntó: “Se ablandan”. Luego fue para el puesto donde vendían hortalizas y compró un paquete de lechuga, que le costó cuatro pesos, y una libra de tomates medianos que le costó seis pesos. Finalmente llegó al puesto de las viandas, donde compró un ñame de agua, diez pesos y una libra de plátanos burros maduros un peso.

Al salir se acordó de que no tenía arroz, pues el arroz que le correspondía por la cuota del mes se había terminado; compró una libra, tres pesos, con cincuenta centavos y un pan especial cinco pesos. En total había gastado en la Plaza noventa y nueve pesos, con cincuenta centavos, que sumados a los trescientos noventa y seis pesos, con noventa centavos, que había gastado en Enramadas, ascendían a cuatrocientos noventa y seis pesos, con cuarenta centavos.

Alegremente, Magdalena María se dirigió a su humilde hogar. Ya no le dolían los pies y en seguida puso un caldero en el fogón para adobar la carne, después de haberla aliñado con ajo, pimienta y limón. Fue entonces, justo cuando la carne comenzaba a exhalar un penetrante olor que despertaba su apetito y le recordaba que comería ese día como hace tantos, tantos años atrás, que de pronto se escuchó una voz áspera y chillona: “Magdalena María, llegó el picadillo de soya a la carnicería: ¡¿Te cojo un turno en la cola: que la despertó abruptamente, esfumándose así el olor de la carne que se adobaba. Se sentó bruscamente en la cama y observó que aún tenía intactos los cientos once pesos que había cobrado ese día y exclamó “¡menos mal que no los gasto!”


Haydee Beatriz Rodríguez Rodríguez

11 abril 2010

DESPRECIABLES


¿A qué lugar irá a parar esa chusma

enardecida que al mandato corre

ciega a defender la cruel dictadura?

¿Dónde meterán sus cabezas quienes

de espaldas al pueblo lo siguen apoyando?

¿Con qué valor levantaran la frente los que

atacan a madres adoloridas por la pérdida

de un hijo?

¿Quién guía a esa plebe frenética que

destroza gladiolos y arrastra a indefensas

mujeres?

¿Qué le podrán contar en un futuro a sus

hijos y nietos?

¿Hasta cuando seguirán casados con la mentira,

mostrándose indolentes ante tanto sufrimiento?

¡Cobardes, despreciables marionetas incapaces

de razonar y mantener una postura digna!

La historia los juzgará y el tribunal de Dios

los condenará.



Madrid,
10 de abril de 2010

VOLVERE

Si Dios me lo permite volveré

a pisar la tierra que venero, para

abrazar a mis hermanos de todos

los colores y razas, a los que me

amaron, los que con ensañamiento

me odiaron y hostigaron.

Volveré a rodear con mis brazos las

palmas reales, a cubrir mi cuerpo con

las flores de los flamboyanes y coralillos.

Respirar entre los platanales y cocoteros,

exhalar el olor de la tierra, escalar sus

montañas, contemplar su cielo, bañarme

en sus aguas, extasiarme en una puesta

de sol.

Volveré, para seguir amándote, para

venerarte hasta mi último aliento

Patria idolatrada.



Madrid,
10 de abril de 2010

09 abril 2010

RAÚL CASTRO SE ENFRENTA AL MUNDO

La campaña internacional desplegada a nivel mundial por los últimos acontecimientos ocurridos en al isla de Cuba recientemente, provocados por la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo, la prolongada huelga de hambre de el disidente político Guillermo Fariñas y otros que se le han sumado, como Franklin Pelegrino, los atropellos sufridos por Las Damas de Blanco, la valiente actitud de Reina Luisa Tamayo Danger, que fue apaleada sin piedad por agentes de la Seguridad del Estado sin ninguna compasión al dolor de una madre, mujeres indefensas que solo enarbolan en su justa protesta una flor en sus manos, tienen muy preocupado al gobierno de Raúl Castro, tanto que estos hechos han sido llevados al seno de la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas y expresar que el país atraviesa una de las peores crisis de su historia.
Ya no solo se lamenta de los “Ataques” de su enemigo común:- Los Estados Unidos, ahora también lo es la opinión mundial y lo que llama “chantaje” de Europa. Lo que no es capaz de reconocer que gracias a la ayuda recibida de esos países, aún se mantiene con vida la llamada Revolución, que si no fuera por las remesas familiares de los millones de cubanos que se encuentran dispersos por todo el orbe, en breve tiempo se paralizaría la débil economía, caería fulminada como por un rayo y las tiendas y demás entidades que funcionan en divisas desaparecerían, la población más desvalida perecería en una nueva concentración de Wesley, pero esta vez a nivel nacional.
Tampoco es capaz de reconocer, que pese al “Cacareado bloqueo imperialista” que no es más que un embargo comercial, esos propios “Enemigos” son los mayores suministradores de alimentos y otros artículos vitales de primera necesidad.
No es capaz de asimilar que ellos hicieron una guerra a base de terror, a sangre y fuego, para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista, que viéndose acorralado, no le quedó más remedio que huir. ¡Mírense en ese espejo!
Según sus propias palabras “Algunos compañeros a veces se desesperan, deseando cambios inmediatos en múltiples esferas”
-“Para buen entendedor con pocas palabras bastan” Dice un antiguo axioma. Esto señala las múltiples opiniones dentro de la propia cúpula gobernante. Según expresara una vez Fidel:- “En el pueblo hay muchos Camilos”, corroboro:-En el poder hay muchos Carlos Lage Dávila, Felipe Pérez Roque, por citar los más recientes.
Ahora se parapeta visiblemente arrinconado culpando a Estados Unidos y Europa y a quienes lo apoyan por la única forma de protesta que poseen los disidentes y presos políticos, de hacer un llamado a la opinión mundial, para reclamar el respeto a los más elementales derechos humanos exponiendo sus vidas como arma de combate, no como lo hicieron ellos en la década de los años 50, que para llegar al poder asaltaron cuarteles, mataron, quemaron , colocaron bombas, hasta en cines repletos de un público inocente, como le ocurrió a Urselia Días Baéz, que antes de lograr sus propósitos de hacer estallar una potente bomba en el Cine América de la calle Galiano, en la ciudad de La Habana, la destrozó con solo 19 años de edad.
Otra de las desesperadas medidas anunciadas será otra debacle para el sistema. ¡Qué hará con un millón de desempleados de una población activa de unos 4,5 millones, por lo que quedaran sin trabajo uno de cada cuatro cubanos.
Parodiando hace unas cuantas décadas a la Orquesta de Los Van Van :-“Cuba no aguanta más”
No creo que tenga el valor de Carlos Manuel de Céspedes de quemar Bayamo antes que entregarla al enemigo. Está muy lejos de la personalidad, el patriotismo y la hidalguía del Padre de la Patria. Recuerdo muy bien lo sucedido en el Asalto al Cuartel Moncada, él y su hermano llevaron a un grupo de jóvenes idealistas a morir en una proporción de 400 soldados por menos de 50 asaltantes, (El otro 50 por ciento nunca llegó al escenario de los hechos, según cuenta la historia, se perdieron en la ciudad que no conocían ¿?.
Esos son los que a través del tiempo se han hecho llamar “Los Moncadistas” Lo cierto que todos los que penetraron en el cuartel, el Hospital Militar y el Hospital Provincial Saturnino Lora, exceptuando a Haydée Santamaría y Melba Hernández, no salieron con vida.
Los hermanos Castro Ruz huyeron despavoridos al escuchar los primeros tiros, Raúl rumbo al feudo de sus padres en Biran, fue detenido escondido debajo del puente del rio San Rafael, antes de llegar al pueblo de San Luis, Fidel oculto en un bohío vara en tierra en las inmediaciones de la cordillera de La Gran Piedra, por cierto, lejos de la Sierra Maestra y salvado por la mediación del Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Enrique Pérez Serantes y el pundonoroso militar Pedro Sarría Tartabul, que impidió que un soldado lo ultimara, con estas palabras que pasaron a la historia:-“Las ideas no se matan”.
Que se sepa ninguno de los dos puede mostrar una cicatriz producida en un combate, tal vez algunos rasguños huyendo entre los matorrales.
Tampoco creo en las amenazas de que el país jamás será doblegado, que prefiere desaparecer ¿El? Lo mismo dijeron en el año 1962, con la crisis de los misiles. Tengo la convicción de que “Esos compañeros” que desean cambios y que en la imagen publicada se notan algunos pensativos, los más cercanos con la adulonería que los ha caracterizado durante toda esta etapa, bastante pasaditos de peso ¿Aceptaran las restricciones que se les impondrán al pueblo?
Entre los que desean cambios urgentes habrá alguno con el suficiente coraje para decirle:-¡Basta ya! ¡Se acabó la dictadura de más de 51 años!
Tal vez al verse perdido, pues “Ese muerto no hay quien lo resucite” le ocurra lo mismo que a Nicolás Ceasescu de Rumania, cuando una población enfurecida y cansada de tantos sacrificios, miserias y penurias se llenó de valor y acabó de una vez con tanta represión, corrupción y abusos y lo arrastró por los pies junto a su mujer.
Nuestro pueblo necesita cambios, sí de gobierno y de sistema, ya que está convencido que estos años de dictadura lo han llevado a la ruina y la más grande miseria jamás conocida. Sin intervención extranjera, hombres y mujeres con la voluntad y el valor de esos ayunantes, de las Damas de Blanco, que den un paso al frente y salga de esa enfermiza apatía, aunque se ordene sacar a la calle los tanques para aplastarlos, que no lo dudo, que sea su último intento de crimen, pero apelo a esos cubanos que como hace 20 años en los países del bloque socialista no lo hicieron y fueron ovacionados por el pueblo que le arrojaba flores en vez de piedras.

¡Por Cuba, por su sufrido pueblo, no más indulgencia con la dictadura!

¡Vergüenza debe darles los que aún lo apoyan!

Madrid,
8 de abril de 2010

04 abril 2010

ENCUENTRO EN MADRID

Estampa cubana


Dos cubanos se encuentran de casualidad en la céntrica Gran Vía madrileña.

¡Concho¡ ¿Tú no eres Cheo el de la calle Madre Vieja de allá en Santiago de Cuba?

¡Caramba! Me parece conocerte.

-¡Claro! ¡No te acuerdas de que estuvimos juntos en la Sierra en la Columna 10? ¿Que después nos encontramos en La Habana en los primeros años de la revolución?

¡Verdad chico! Pero han pasado tantos años…

¡Imagínate! Cuando eso tenía pelo y ahora…

-Tú también lo tenías negro y ahora…

-Tú eres Betico, el hijo de Milagros y Alberto ¿Verdad?

-El mismo que viste y calza.

-¡Qué pequeño es el mundo y como da vueltas!

-Uno totalmente calvo y el otro con los cabellos blancos, ambos con el peso de los años encorvándoles la espalda, se dan un abrazo.

-Vamos a sentarnos allí y tomarnos un par de cañas, el encuentro lo merece ¿No crees? Le dice al amigo tomándolo por un brazo mientras se dirigen a una cafetería cercana.

Bueno viejo, le pregunta Cheo:- ¿Qué ha sido de tu vida todos estos años y como viniste a dar aquí?

-Pues resulta que me acogí a la ciudadanía española de papá hace más de diez años, después hice a los hijos. En realidad no pensaba viajar, pero los muchachos son diferentes, primero vino mi hija mayor con el marido y los dos hijos, después se embullaron dos más, si te digo que solo quedamos en Cuba la vieja y yo, ya me había jubilado, me invitaron y quise conocer la madre patria y ya ves… aquí admirando un poco, pero te digo que el frío me lleva aprisa, ya tengo pasaje para regresar, no espero ni los once meses que me autoriza el gobierno cubano, todo será muy bonito, pero… mi tierra me llama. ¿Y tú, como llegaste?

-¡Ay compadre! Lo mío es una historia larga. Bueno dejamos de vernos allá por los años 60, donde todavía muchos de nosotros conservábamos las ilusiones de que habíamos luchado por algo justo y que nuestro país iba a ser mucho mejor, pero todo para mi concepto, no sé el tuyo, ha empeorado.

-Alberto se rasca la cabeza y con gesto preocupado comienza a relatarle parte de lo sucedido en más de cuarenta años.

-No sabes que en enero de 1959 me destacaran para la antigua fortaleza de Columbia, si, eso que convirtieron en escuela y se pusieron “Ciudad Libertad”, como yo siempre he sido un poco o demasiado intransigente, comencé a protestar por todo lo que no me gustaba, principalmente cuando la extraña muerte de Camilo Cienfuegos y todos los cambios que se estaban efectuando en todos los ámbitos del país , cometí el error de comentarlo con otros compañeros y esa fue mi desgracia, me llevaron a juicio y me condenaron a 20 años de prisión en Isla de Pinos, en el llamado Presidio Modelo, después en varias cárceles más hasta cumplirlos totalmente, para mí no hubo ninguna mejoría, tampoco claudiqué y me acogí a los nombrados “Planes de rehabilitación” que no eran más que humillarnos y ponernos de rodillas. Si te digo que fue terrible lo que sufrí en esas cárceles, por poco no salgo vivo, se me murieron mis padres, mis hermanos se fueron todos del país, válgame Mercedes, mi buena mujer que nunca me abandonó y crió a nuestros dos hijos sola y trató de darles la mejor educación posible, pero eran los hijos de un preso político en rebeldía y esos les hizo mucho daño, Finalmente salí, primero viví un tiempo en Estado Unidos, pero la familia que tenía aquí me trajo, me sentí bien, es nuestro propio idioma, traje a mis hijos y nietos y ya ves… me he “Aplatanado” Añoro mi patria, pero libre, con ese régimen no vuelvo jamàs, sé que a los tres días caigo preso otra vez.

-Cheo conmovido lo ha escuchado y le da la mano fuertemente. ¡Mi amigo nada sabia de lo que te había ocurrido! ¡Verdad que nunca he salido de Santiago de Cuba! Aunque para serte sincero, también he tenido mis problemas, por lo que me licencié en el mismo 1959 del ejército y me dediqué a trabajar con mi familia en los negocios hasta que no los despojaron todo, después pasé a trabajar en distintas empresas, nos nombraban “Los siquitrillados.” Nunca me dieron las medallas de la Lucha Clandestina y el Ejército Rebelde, pues yo trabajaba lo mejor posible, pero no quise aceptar las proposiciones para que fuera militante del partido ni nada que me comprometiera, lo que acabó por convencerme que aquello era una porquería y que habíamos sido engañados, fue cuando la barbarie de los sucesos de la Embajada de Perú en abril de 1980. ¡Qué asco los actos de repudio! ¡Como le tiraron huevos, basura y dieron palos a las que pretendían irse del país! Quisieron que yo participara y me negué rotundamente, yo no me ligaba con esa chusma, tampoco les permití a mis hijos que aún eran estudiantes a que se metieran en eso. No quiero ni acordarme de las cosas que vi, yo vivía cerca de Inmigración y Extranjería cuando estaba en la calle San Basilio. Esa ha sido una de las etapas más sucias de esta llamada Revolución.

Lo interrumpe Alberto:- ¡Que me dices de lo que está ocurriendo actualmente?

-¡Lo improsulto! Le responde Cheo Nunca imaginé que durara 51 años y se cometieran tantas barbaridades! ¡Cuantos atropellos! ¿Qué me dices de las Damas de Blanco, la muerte de un preso político y la que viene con la huelga de hambre de Guillermo Fariñas? ¡Qué se hubiese dicho en la prensa cubana si a las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina les sucede algo semejante?

-Mire mi hermano, que yo creo que en Cuba ya no existen aquellos hombres de la llamada “Generación del Centenario” sino eunucos mentales, ¿Cómo no se solidarizan con esas valientes mujeres, con esas madres? He llegado a esa triste conclusión, solamente un grupo que guarda el civismo y la vergüenza, pero no tiene el apoyo necesario para acabar con tanta ignominia.

-¡Eso mismo pienso yo! Un solo golondrino no compone verano. Y ya nosotros estamos viejos, nada podemos hacer, solo rumiar nuestra contenida rabia y esperar a ver qué sucede y si existe todavía un hombre que los tenga bien puesto y de el ejemplo.


Madrid, 1 de abril de 20

TE EXTRAÑO


Si un día no te veo, te extraño

como si un siglo de soledad

nos separara.

Ese día de ausencia, aunque el

sol brille en todo su esplendor,

para mí luce gris.

Un día sin ti, ni el canto de las aves

alegra mi corazón, ni las más bellas

flores me ofrecen su perfume y color.

El hogar luce vacío, la música no me

alegra, sino entristece. Miro tu foto,

me sonríes, pero nada más.

Busco entre tus cosas algo que me

trasmita tu calor, son objetos, que solo

me recuerdan que no estás.

Suspiro hondo y de lo profundo de mí

alma brota una plegaria: Ven amado mío

a llenar este vacío, dame vida y calor.

Necesito extasiarme en el brillo de tu mirada,

con el beso que me regalas. Ven pronto para no

morir de frío y soledad.

Santiago de Cuba

Octubre de 1985

03 abril 2010

UN POQUITO MÁS


El día que me aparte de tu vida

para siempre, sentiré un vacío tan

inmenso, que nada lo podrá llenar,

ni aún los recuerdos de los días

Más felices que disfruté a tu lado.

No sé si podré fingir que vivo sin

corazón, como podré caminar por

las calles, si mis pies responderán,

el aire llegará a mis pulmones, si

mis ojos continuarán buscando en

la distancia, entre otros rostros el

tuyo.

¿Qué podrá suceder? Lo ignoro,

prefiero no saberlo. Mientras… déjame

disfrutar de tu presencia, el olor de tu

cuerpo, la tibieza de tu voz. Prolóngame

un poquito más esta triste existencia, un

poquito más.


Madrid,
27 de mayo de 2009

TRAGICA NOCHE BUENA

Relatos de amor y de guerra

Capítulo XXXIII


En esa ocasión, mi tía Emérita y su hija menor Pilar, se encontraban en mi casa de Quintero, se habían ido de la finca “La Guadalupe” en Dos Palmas, ya era zona rebelde y la mayoría de sus moradores se marchaban por temor a las represalias del ejército de Batista y los frecuentes bombardeos.

Habíamos celebrado una modesta cena el 24 de diciembre de 1957, serían como las 10.00 de la noche, cuando escuchamos repetidos disparos, que procedían del otro lado de la carretera, entre la vaquería “Las Cuabas” de Pancho Iglesias y la finca “La Concepción”, aledaña al reparto “La Risueña”.Después… silencio total en una impenetrable y oscura noche.

Ya de madrugada tocaron a la puerta de frente, mi madre preguntó quién era, le respondió muy bajito:- Soy yo, Monguito. Entro y sin pronunciar una palabra, se introdujo en la habitación de mis hermanos y se acostó con ellos.

Ramón Martínez Guerra, era un vecino de cuando vivíamos en la carretera de Cuabitas, en el número 292, que correspondía a la panadería “La Sirena”, allá por los años 40, nuestro amigo de juegos y paseos, compañero de la Escuela Primaria 41 del Reparto Santa Rosa, era nieto de alguien muy querida en el barrio: Pancha, de su abuelo Ramón, su tía Elsa, sus tíos Julio, Pedro, Jesús, Amado, su esposa Lolita, sus primos Amadito y Julito.

A Monguito le decían:- “Brazo Gitano” siendo aún un niño, se fracturó el codo derecho y por error del ortopédico le dejaron el codo al revés. Por negligencia jamás se operó.

Muy temprano se levantó, cuando mi madre le preguntó por su extraña actitud, no quiso hablar de lo sucedido y se marchó, no sabemos a donde.

Al abrir las ventanas del costado de la casa que daban de frente a las ya citadas fincas, se vio un grupo de gente. Mi madre iba todas las mañanas a comprar leche a la vaquería de Pancho Iglesias, allí supo por labios de Emilia Carrión y demás familia, que muy cerca había aparecido un cadáver acribillado a balazos. Era el joven de 16 años Antonio Borrero Bell, hijo de Julia, la friturera de carretera de Cuabitas y Avenida de Acacias, también muy conocido de nosotros y precisamente vecino de Monguito.

El desdichado joven, presentaba numerosas heridas de bala por todo el cuerpo, sus manos destrozadas, por el instinto de salvación., sus testículos esparcidos por la tierra del camino que conduce desde “La Risueña” a al kilómetro 6 de la carretera central.

Vecinos piadosos lo cubrieron con una sábana blanca y le encendieron velas, así se mantuvo hasta cerca de las 6.00 de la tarde, sin permitir que sus familiares levantaran el cadáver, custodiado por esbirros a las órdenes del sanguinario Teniente Despaigne, Mano Negra (Se decía que usaba guantes negros para torturar a los detenidos) y otros reconocidos sicarios del nefasto gobierno de Fulgencio Batista y Zaldivar

Fue un día de navidad muy triste, en esa ocasión hubo muchos asesinados, se le llamó “Las pascuas sangrienta”.

Un tiempo después supimos la verdad sobre la extraña actitud de Monguito, nos contó que iba junto a Antonio con un petardo envuelto en papel de regalo, para hacerlo explotar en un céntrica calle, los sorprendió la policía y los condujo a ese lugar, para matarlos, que él se pudo zafar y emprender una carrera, hasta cruzar la cerca y desaparecer en la oscuridad de la noche, meterse dentro de un tubo grueso de la alcantarilla y así no ser descubierto, hasta la madrugada, que se dirigió a nuestra casa, que era proverbial refugio para muchos perseguidos.


Madrid,
18 de enero de 2010

01 abril 2010

UN ANGUSTIOSO ATARDECER

Relatos de amor y de guerra

Capítulo XX


Como todas las tardes, iba a trabajar con mi padre y hermanos en la venta de pan en el mostrador de la Panadería “Titán”.

Serían cerca de las 6.00 p.m. mi hermano Serafín, más conocido por Pincho, había salido en uno de los carros de reparto a distribuir el pan de la última tanda a distintos barrios de la ciudad a tiendas de víveres y casas particulares.

Observo como llega y detiene el auto violentamente y se baja, al instante siento el chirriar de las gomas y parada a pocos pasos de una microonda, de ella se bajaron tres uniformados de policía y reconozco a uno de ellos como el temible asesino Salas Cañizares. Le pregunta a mi hermano en forma agresiva el por qué no paró cuando ellos le daban el alto y extrayendo su pistola le apuntaba en la sien, zarandeándolo por los hombros.

Vi el terror reflejado en el rostro de mi hermano, indefenso entre los tres matones. No sé como salté por encima del mostrador y me le abalancé encima, no como una pequeña mujer, que media menos de cinco pies de estatura y no pesaba más de ciento ocho libras, me convertí en una feroz pantera, lo cogí por el grueso cuello con mis dos manos, le clavé las uñas, mostrándole mis dientes y le grité con todas las fuerzas que me da valor en los momentos más difíciles:- ¡¡¡Si usted me mata a mi hermano, le saco los ojos con mis uñas!!!

Aún no me puedo explicar qué sucedió, si lo impresionó la fiereza de mi expresión, lo cierto es que metió la pistola en su cartuchera y se introdujo con los otros de nuevo en el auto y partieron velozmente o tal vez fueron los gritos desesperados de muchos vecinos que salieron de sus casas en su defensa increpándolos: - ¡No lo maten! ¡Ese es Pincho, el panadero!

Ya a salvos, y muy nerviosos, volvimos a la panadería, para mi asombro, el rastrillo permanecía cerrado. ¿Sería cierto que volé por encima de las vidrieras?

Ahora regañaba a mi hermano:- ¿Por qué no obedeciste a la señal de pare que te hicieron? A lo que me respondió:-

¿Tú estas loca? ¿No te diste cuenta de quienes eran? Me pararon por Cuabitas y si les hago caso me matan allí mismo, preferí que lo hicieran aquí y por eso apreté el acelerador, Eran Salas Cañizares, Mano Negra y Pikin Chiken, los más grandes criminales que cometían todo tipo de atropellos y torturas a cuantos jóvenes sospechosos del pertenecer al Movimiento 26 de Julio en la ciudad de Santiago de Cuba.