28 septiembre 2014

AMANECER CUBANO

Ni la más bella primavera lejos de mi patria

Me puede devolver el color de mi tierra, sus

Verdes paisajes.

Extraño los cocoteros, cafetales,

Cañaverales, las altivas palmas reales.

Ausente de ella,  no me  fascinan las

 Hermosas  avenidas, admirables  edificios,

Los jardines primorosos, todo lo agradable que

El mundo moderno  puede ofrecer lo cambio por

Un amanecer cubano.

Los pregones callejeros, las melodías preferidas,

El calor de mi gente, poder paladear una taza de

Café, una fresca agua de coco, un mango de El Caney.

Lo doy todo por pisar mis calles y avenidas, contemplar

Mis campos y praderas, descansar bajo la sombra de un

Flamboyán,   un naranjo en flor, disfrutar las

 multicolores  mariposas volando de flor en flor,

el trino de los pájaros entre las ramas de los árboles,

Las cristalinas aguas de los ríos, sus tibias playas,

El refulgente sol emergiendo entre las montañas,

La luna plateada  despidiéndose de la noche.

Extender mis brazos y respirar el olor de mi tierra,

Poder llevarme en las pupilas para siempre cada instante

Que he vivido y soñado, los rostros de  los que más

Amo,  su compañía en los ratos  más alegres, cada detalle.

Nada puede ser más placentero que el calor de  mi

Hogar, cada recuerdo, cada rincón,  un viejo  objeto.

Todo perpetúa un pasado tan presente que nada

Puede  borrar.

Siento un vacío en el pecho que  no encuentro como llenar.

Suspiro, lloro,  las lágrimas inundan mi rostro, clamo ¡Tierra mía!

¿Cuándo te volveré  a ver? ¿No podré descansar para siempre

En el suelo que me vio nacer?


Madrid, 20 de abril de 2011









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