04 octubre 2014

LA HABANA EN SU CUMPLEAÑOS 491

No vamos a referirnos a las cosas  que le restan belleza y esplendor a esta Habana de todos los cubanos, esta  Habana tan nuestra, aunque vivamos a ciento de kilómetros.

Como los lisonjeros cronistas de otros tiempos, resaltaremos su hermosura y virtudes

Según  la leyenda, su nombre se debe a el de una hermosa india encontrada por los colonizadores, que al preguntarle su nombre una y otra vez repetía:- Habana.

Los historiadores dicen que al encontrarse a su paso por occidente  el cacique Habaguanex   con los españoles, este dio pie al nombre que finalmente tendría la ciudad, a principios al sur, no se sabe  si fue Batabanó o en las inmediaciones de la desembocadura del río Mayabeque, para asentarse en el norte, al borde de la bahía el primer cabildo de la villa el 16 de noviembre de  1519.

Ya convertida en ciudad fue asediada por piratas y corsarios, los ingleses quisieron hacerla suya, más la valentía de sus moradores al mando de José Antonio Gómez, más conocido por Pepe Antonio de la Villa de Guanabacoa,  frustraron sus intentos en 1762,

Desde entonces ha habido guerras, rebeliones y cambios transcendentales en todas las esferas del país, para su bien o para su mal, pero esta ciudad que embriaga los sentidos y hace quitarse el sombrero al viajero ávido de nuevos paisajes y aventuras nunca conocidas. Atrae a primera vista por lo deslumbrante de sus construcciones de todos los tiempos, en que se combinan estilos arquitectónicos diversos, desde el pre-barroco,  neoclásico y el ecléctico, que une lo antiguo con lo moderno con sus contrastes y colores, adornada del verdor que le ofrece la pródiga naturaleza. El mar la besa impetuoso. Admirable sus hermosas edificaciones de la parte más moderna, lo de épocas pasadas de amplios corredores que alivian al transeúnte del sol y la lluvia .Las cúpulas de las iglesias, parques, plazas, calles y avenidas, la  zona comercial, donde un público ávido entre y sale constantemente en busca de lo útil y necesario.

El Paseo del Prado, el Capitolio, sus palacios con exquisitos vitrales, hasta las calles adoquinadas nos hablan del pasado grandioso atrapado en lienzos, inspiración de artistas de todos los géneros, que a través del tiempo ha dedicado loas a su belleza

La Habana nos recuerda la época medieval en sus castillos diseminados por zonas como Marianao, La Víbora y Mantilla, también cuenta su historia al contemplar el majestuoso Castillo del Morro en cada una de sus piedras, la Giraldilla, El Templete, los  monumentos a los próceres de nuestra independencia, en la obra maestra de los dos túneles, la magnífica Plaza Cívica José Martí, el Cristo  observando la ciudad desde Casa Blanca, que parece desafiar a los incrédulos, sus repartos suntuosos, los barrios más humildes, pero con la esencia de la cubano respirando en sus costumbres, el modo de ser de su gente, que camina de prisa y se las ingenia para sobrevivir aún en las  más  difíciles  circunstancias, con optimismo, la alegría de ser cubano, aunque haya nacido en los confines de la Punta de Maisi o el Cabo de San Antonio, se adaptó al modo de vida de la gran ciudad y la defiende con celo y amor, porque ella es la capital de todos los cubanos, un poco tuya, un poco mía, una de todos.

Es Habana bella, acogedora, que hechiza y atrapa con sus encantos, la cara linda de Cuba. ¡Quién no se ha sentido subyugado desde la altura de L y 23 abarcando La Rampa? Única, inigualable, por  donde han transitado ciudadanos de todo el mundo o ante el imponente Hotel Habana Libre, el acogedor  Coppelia, el Hotel Nacional con sus jardines y magnífica vista al mar, el Hotel Capri, la vida nocturna de sus  cafeterías, restaurantes, cabaret, night clubes, los atractivos que la circundan, el orgullo de contemplar el edificio Focsa, por ser el más alto del país. Los cines Yara, La Rampa, las salas de exposiciones, el edificio de lo que fue la más grande emisora de radio y televisión de Cuba y otros tantos encantos que seducen al turista hasta llegar al Malecón en desafío constante por contener las  olas del impetuoso mar.

El Alma Máter os abre sus brazos invitándonos a subir la escalinata a beber en la fuente inagotable de sabiduría en las aulas de la Universidad de La Habana, cuna que ha albergado por muchas generaciones a los amantes de todas las ciencias, las  artes y las letras.

Ciudad privilegiada que cuenta con hermosas playas a todo lo largo y ancho del litoral, con sus  magníficas edificaciones, monumentales carreteras, hoteles, jardines y cuanto pueda apetecer  el más exigente de los viajeros, junto a la cortesía y calor que emana en cada cubano, por el legítimo orgullo de sentirse hijo de  esta ciudad, de esta patria.

En este nuevo cumpleaños deseamos un futuro luminoso de paz, prosperidad y sobre todo ¡Libertad!. 


Crónica 
Madrid, 20 de noviembre de 2010


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